Espiguillas de Arthraxon lanceolatus en tres variedades de izquierda a derecha: lanceolatus, echinatus y meeboldii de P. C. Van Welzen en "A taxonomic revision of the genus Arthraxon Beav. (Graminae)" 1981.
Espiguilla de Arthraxon lanceolatus
Detalle de las hojas de Arthraxon lanceolatus
El género Arthraxon pertenece a la tribu Andropogoneae. La distribución de Andropogoneae en la India y regiones adyacentes se muestra en la imagen inferior.
Se cree (Hartley, 1958) que las Panicoideae se extendieron posteriormente por las zonas tropicales y subtropicales de ambos hemisferios. En esta expansión, la tribu Paniaceae constituyo la vanguardia, alcanzando tempranamente el hemisferio occidental y desarrollándose allí rápidamente en condiciones favorables. Las Andropogoneae, posiblemente formadas en una etapa posterior llegaron al continente americano hace relativamente poco tiempo (entre 13 y 9 ma), lo que explicaría su concentración relativamente menor en el hemisferio occidental que en el oriental.
Andropogoneae parece haber tenido dos períodos principales de dispersión que condujeron a su presencia global actual: el Mioceno Tardío y el Pleistoceno. Sus miembros se han dispersado tanto a África como al hemisferio occidental en múltiples ocasiones a través de rutas dispares. No es sorprendente que la mayoría de los eventos de dispersión se documenten en Eurasia, y se infieran menos que sean transpacíficos o trasatlánticos (Welker et al. ,2020).
El principal centro de diferenciación específica se encuentra en el sur de Asia. En la flora Africana el porcentaje de especies no se acerca en absoluto a los altos niveles alcanzados en el sur de Asia, Esto puede deberse a la ausencia en África de niveles comparables de precipitaciones estivales y altas temperaturas invernales. En América, las especies de la tribu constituyen un porcentaje muy pequeño de la flora herbácea. Además, los taxones más primitivos de la tribu están ausentes en el continente americano. Cabe destacar que solo uno de los 87 géneros se registra como endémico allí (Agenium) (Hartley, 1958). Esto sugiere firmemente que la tribu no ha alcanzado su pleno desarrollo potencial en esta región y que se ha extendido a América desde uno o varios centros de origen en el Viejo Mundo.
La pregunta que surge es como las Andropogoneae alcanzaron América si las conexiones geográficas entre las zonas tropicales del globo estaban rotas por el océano Pacífico y Atlántico en el Mioceno y la emigración hacia altas latitudes estaba impedida por un clima cada vez más frio para plantas tropicales.
Hay que tener en cuenta que la tribu Andropogoneae se originó y se diversificó mucho después de la ultima conexión conocida entre África y Sudamérica (hace unos 105 ma). Existe la posibilidad de alcanzar América a través de las conexiones terrestres del Atlántico Norte desde el Viejo Mundo, pero esto solamente fue posible durante el Eoceno - Oligoceno, coincidiendo con los máximos térmicos y el predominio de una ¨flora boreotropical” en todo el Atlántico Norte. Un enfriamiento significativo durante el Oligoceno resulto en un retroceso hacia el sur. El calentamiento durante el Mioceno probablemente permitió el que varios linajes termófilos de Andropogoneae pudieran alcanzar América. Estos hallazgos tienen implicaciones generales para el origen de las disyunciones entre Sudamérica y África (y otras partes de los trópicos del Viejo Mundo). La vicarianza resultante de la ruptura de Gondwana no puede explicar los linajes disyuntos que se originaron y se diversificaron después de la última conexión directa.
Además del “Puente Terrestre del Atlántico Norte” existía Beringia como vía de comunicación entre Eurasia y America. Beringia tiene el problema de su alta latitud (entre 69 y 75º norte) casi con certeza su uso fue imposible para linajes termófilos durante la mayor parte de este tiempo. Los datos paleoclimáticos, filogenéticos y fósiles son mas consistentes con una emigración hacia el oeste a través del Atlántico que con un movimiento hacia el este a través de Beringia.
La dispersión desde el sur de África a la Antártida y Sudamérica parece poco probable en vista de la antigua división de los continentes. La dispersión directamente a través del océano Atlántico aunque quizás factible en algunos casos, parece poco probable que sea una explicación general porque la vagilidad (capacidad de un organismo de diseminarse) varia mucho entre los linajes (Setshogo, 1997). En este sentido Bouchenak-Khelladi et al. (2010) sugieren la existencia de una ruta de dispersión que involucra el área de Walvis Ridge/Rio Grande Rise y Sierra Leona Ridges. Segun reconstrucciones paleogeográficas, la dorsal de Walvis y la dorsal de Río Grande (entre 20º y 30º S), actualmente sumergidas, constituyeron una serie de islas y aguas someras en el Atlántico Sur hasta el Eoceno (50-40 ma), después de que se interrumpiera la conexión terrestre continua a principios y mediados del Cretácico. Esta ruta que habría permitido la dispersión de las plantas en un modo de salto de isla en isla no sirvió a las Andropogonaceas por surgir este grupo más tarde que la desaparición del puente (A. N. Muellner-Riehl & B. M. Rojas-Andrés, 2021).
Mapa mundial que muestra las conexiones terrestres y las rutas de dispersión que las meliáceas podrían haber utilizado desde el Cretácico Superior. Los círculos de colores encima o debajo de los nombres de las rutas indican las épocas en las que estaban disponibles. Para más detalles, véase el texto principal. Rojo oscuro: Cretácico Superior; rojo: Paleoceno; naranja: Eoceno; amarillo oscuro: Oligoceno; verde: Mioceno; azul: Plioceno; morado: Pleistoceno; rosa: Holoceno (A. N. Muellner-Riehl & B. M. Rojas-Andrés, 2021)
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